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Detectan casos de cáncer de piel en 15 condados de Pensilvania en o cerca de tierras de cultivo tratadas con herbicidas y pesticidas

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En un artículo publicado hoy por la Penn State University, con la firma de Adrienne Berard, se indicó que en condados de Pensilvania que contenían tierras de cultivo o estaban cerca de ellas presentaban tasas de melanoma significativamente más altas en comparación con otras regiones, según un nuevo estudio dirigido por científicos de la Penn State.

Investigadores del Instituto Oncológico de Penn State analizaron cinco años de datos del registro de cáncer y descubrieron que los adultos mayores de 50 años que vivían en una zona de 15 condados del centro-sur de Pensilvania tenían un 57 % más de probabilidades de desarrollar melanoma, la forma más mortal de cáncer de piel, que los residentes del resto del estado. Crédito: Creative Commons. Todos los derechos reservados.
Investigadores del Instituto Oncológico de Penn State analizaron cinco años de datos del registro de cáncer y descubrieron que los adultos mayores de 50 años que vivían en una zona de 15 condados del centro-sur de Pensilvania tenían un 57 % más de probabilidades de desarrollar melanoma, la forma más mortal de cáncer de piel, que los residentes del resto del estado. Crédito: Creative Commons. Todos los derechos reservados.

Investigadores del Instituto Oncológico de Penn State analizaron cinco años de datos del registro de cáncer, de 2017 a 2021, y descubrieron que los adultos mayores de 50 años que viven en una zona de 15 condados del centro-sur de Pensilvania tenían un 57 % más de probabilidades de desarrollar melanoma, la forma más mortal de cáncer de piel, que los residentes del resto del estado. Publicaron sus hallazgos hoy en la revista JCO Clinical Cancer Informatics.

El grupo de casos de cáncer incluye condados tanto rurales como metropolitanos, lo que significa que los riesgos no se limitan a zonas remotas ni se reservan para quienes están más expuestos al aire libre, explicó Charlene Lam, profesora asociada de dermatología en Penn State Health y coautora del artículo.

“El melanoma suele asociarse con las playas y la exposición al sol, pero nuestros hallazgos sugieren que los entornos agrícolas también pueden influir”, afirmó. “Y esto no afecta solo a los agricultores. Comunidades enteras que viven cerca de zonas agrícolas, personas que jamás pisan un campo, también pueden estar en riesgo”.

Los investigadores de PSU descubrieron que por cada aumento del 10 % en la superficie cultivada, la incidencia de melanoma se incrementó un 14 % en toda la región. Se observó una tendencia similar en las superficies tratadas con herbicidas: un aumento del 9 % se correlacionó con un incremento del 13 % en los casos de melanoma. Crédito: Cortesía de Eugene Lengerich. Todos los derechos reservados
Los investigadores de PSU descubrieron que por cada aumento del 10 % en la superficie cultivada, la incidencia de melanoma se incrementó un 14 % en toda la región. Se observó una tendencia similar en las superficies tratadas con herbicidas: un aumento del 9 % se correlacionó con un incremento del 13 % en los casos de melanoma. Crédito: Cortesía de Eugene Lengerich. Todos los derechos reservados.

El culpable habitual —la luz solar— se tuvo en cuenta en el estudio. Pero incluso tras ajustar los datos según la radiación ultravioleta en Pensilvania y los factores socioeconómicos, destacaron dos patrones: los condados con mayor superficie cultivada y aquellos con mayor uso de herbicidas presentaban tasas de melanoma significativamente más elevadas.

«Los pesticidas y herbicidas están diseñados para alterar los sistemas biológicos», afirmó Eugene Lengerich, profesor emérito de ciencias de la salud pública en Penn State y autor principal del artículo. «Algunos de esos mismos mecanismos, como el aumento de la fotosensibilidad o la provocación de estrés oxidativo, podrían, en teoría, contribuir al desarrollo del melanoma», detalló.

Los investigadores descubrieron que por cada aumento del 10% en la superficie cultivada, la incidencia de melanoma se incrementó un 14% en toda la región. Se observó una tendencia similar en las superficies tratadas con herbicidas: un aumento del 9% se correlacionó con un incremento del 13% en los casos de melanoma.

Lam subrayó que la exposición no se limita a los trabajadores agrícolas que aplican los productos químicos, ya que los materiales pueden dispersarse por el aire, depositarse en el polvo doméstico y filtrarse en los suministros de agua.

“Nuestros hallazgos sugieren que el riesgo de melanoma podría extenderse más allá del ámbito laboral a comunidades enteras”, afirmó Lam. “Esto es relevante para las personas que viven cerca de tierras de cultivo. No es necesario ser agricultor para estar expuesto a factores ambientales”.

En el estudio, los investigadores citaron otros estudios que previamente vinculaban el uso de pesticidas y herbicidas con el riesgo de melanoma debido a que se ha descubierto que estos productos químicos aumentan la sensibilidad a la luz solar, alteran la función inmunológica y dañan el ADN en animales no humanos y plantas.

Una señal, no un veredicto
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Benjamin Marks, primer autor del artículo, quien está cursando una licenciatura en medicina y una maestría en salud pública en la Facultad de Medicina de Penn State, señaló que si bien las tierras de cultivo y el mayor uso de herbicidas parecen ir de la mano con tasas más altas de melanoma, eso no prueba que los productos químicos que se usan comúnmente en cultivos como el maíz, la soja y los cereales causen cáncer, sino que las cifras muestran un vínculo que vale la pena investigar.

Marks explicó que estudios, como el mencionado aquí, son valiosos para identificar patrones, pero no necesariamente pueden determinar el riesgo individual.

«Consideren esto como una señal, no como un veredicto», dijo Marks. «Los datos sugieren que las zonas con mayor superficie cultivada y uso de herbicidas tienden a tener tasas más altas de melanoma, pero podrían influir muchos otros factores, como la genética, el comportamiento o el acceso a la atención médica. Comprender estos patrones nos ayuda a proteger no sólo a los agricultores, sino a comunidades enteras que viven cerca de tierras de cultivo».

Lam señaló su esperanza de comprender mejor la relación entre las prácticas agrícolas y la salud pública, ya que las implicaciones del estudio se extienden más allá de Pensilvania. Los investigadores señalaron en el artículo que se han reportado patrones similares en regiones agrícolas de Utah, Polonia e Italia.

La investigadora animó a quienes se preocupan por el riesgo, a que se revisen la piel con regularidad, usen ropa con protección solar y protector solar al estar al aire libre. Como siguiente paso, Lam está ahora dirigiendo una investigación de seguimiento en las comunidades rurales del área de estudio para conocer mejor las prácticas adoptadas por los agricultores y comprender de dónde podrían provenir los riesgos de exposición.

«La prevención del cáncer no puede darse de forma aislada», afirmó Lengerich. «Este estudio demuestra la importancia de un enfoque de “Una sola salud”, que comprende que la salud humana está profundamente conectada con nuestro medio ambiente y los sistemas agrícolas. Si los herbicidas y las prácticas agrícolas contribuyen al riesgo de melanoma, las soluciones deben involucrar no solo a médicos, sino también a agricultores, científicos ambientales, legisladores y comunidades que trabajen juntos».

Cita
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  • El estudio Harvesting Risk: An Ecologic Study of Agricultural Practices and Patterns and Melanoma Incidence in Pennsylvania (Riesgo de cosecha: un estudio ecológico de las prácticas y patrones agrícolas y la incidencia de melanoma en Pensilvania) fue publicado hoy JCO Clinical Cancer Informatics, una revista de la American Society of Clinical Oncology Journal. Autores: Benjamin J. Marks, BS, Jiangang Liao, PhD, Charlene Lam, MD, MPH, Camille Moeckel, BA, and Eugene J. Lengerich, VMD, MS

Financiación
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La investigación contó con el apoyo del Programa de Proyecto Final de Maestría en Salud Pública y del Proyecto de Investigación para Estudiantes de Medicina de la Facultad de Medicina de Penn State, así como de la Cátedra Algin B. Garrett de la misma universidad.

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Contacto PlaPampa (mailto: rijcardgonzalez@gmail.com)
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