Más que un reflejo: cómo la columna vertebral moldea las relaciones sexuales
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Un estudio de la Fundación Champalimaud (FC) cuestiona esta división de funciones. El trabajo revela un circuito espinal clave que no solo interviene en la eyaculación, sino también en la excitación y en la orquestación de la coreografía sexual, lo que aporta una sorprendente nueva dimensión a nuestra comprensión del comportamiento sexual de los mamíferos.
Las neuronas que mueven los motores #
«Al principio, nos interesaba el comportamiento sexual femenino», recuerda Lima, «pero es difícil determinar con precisión el momento del orgasmo en las mujeres. En los hombres, la eyaculación es un marcador claro y observable; literalmente se puede ver en la actividad muscular». El equipo partió de una pregunta aparentemente sencilla: ¿qué neuronas controlan el músculo responsable de la eyaculación?
Para rastrear el origen de esta señal, el equipo utilizó técnicas de mapeo anatómico para seguir la ruta del MBE hasta sus neuronas motoras, es decir, hasta las células que controlan directamente su contracción. Posteriormente, los investigadores dieron un paso más, buscando las neuronas que controlan las neuronas motoras. Los intentos iniciales de mapear las conexiones nerviosas utilizando un marcador del virus de la rabia fracasaron. “Fue frustrante”, admite la coautora Ana Rita Mendes, quien se unió al proyecto durante su maestría. “Así que tuvimos que cambiar de estrategia”.
Para comprobar esta conexión, Lenschow utilizó una técnica electrofisiológica llamada pinzamiento de parche en cortes de médula espinal. «Al activar los extremos distales de las neuronas Gal⁺ (los sitios por donde transmiten sus señales), registramos un aumento repentino de actividad en las neuronas motoras de la médula espinal. Y al bloquear el glutamato (la sustancia química que estas neuronas utilizan para excitar a otras neuronas), la señal desapareció, lo que confirmó una conexión excitatoria directa».
Primicia #
Cabe destacar que el equipo demostró que las neuronas Gal⁺ reciben información sensorial del pene. En ratones con médula espinal seccionada, y por lo tanto separada del cerebro, una suave ráfaga de aire en el pene activó tanto las neuronas Gal⁺ como las neuronas motoras en la médula espinal externa, lo que confirma que el circuito es sensible a la estimulación genital.
Estimulación del circuito sexual #
Para comprobar si estas neuronas Gal⁺ podían realmente provocar la eyaculación, el equipo utilizó estimulación eléctrica así como un método más preciso llamado optogenética, que les permitió activar selectivamente, mediante luz, las neuronas Gal⁺ en ratones modificados genéticamente.
Cabe destacar que solo se observó una actividad robusta de MBE en ratones cuya médula espinal había sido seccionada, eliminando las señales cerebrales. Esto sugiere que las señales descendentes del cerebro suprimen activamente el circuito espinal hasta el momento oportuno. «Nuestros hallazgos respaldan un modelo en el que la señal descendente, probablemente originada en una región del tronco encefálico, inhibe las neuronas Gal⁺ y las señales de los genitales hasta que el animal alcanza el umbral eyaculatorio», afirma Mendes.
“Si el ratón ya hubiera eyaculado, la estimulación de las neuronas Gal⁺ no funcionaría: el MBE simplemente no respondería”, afirma Lenschow. “Esto sugiere que las neuronas Gal⁺ no solo coordinan la eyaculación, sino que también integran el estado interno del animal”. En otras palabras, la médula espinal parece “saber” si el ratón ha eyaculado recientemente o no. “Este es un nivel de sensibilidad contextual que normalmente no asociamos con los circuitos espinales”, añade Mendes.
¿Los ratones y los hombres tienen una mejor conexión que con las ratas? #
Los investigadores se preguntaron entonces: ¿qué sucede si utilizamos una toxina dirigida para eliminar selectivamente las neuronas Gal⁺ en ratones durante el comportamiento sexual?
«En ratas, la destrucción de estas células bloquea completamente la eyaculación, pero conserva intactos los patrones copulatorios», explica Mendes. «En ratones, sin embargo, el efecto fue más sutil. Solo tres de 12 machos no pudieron eyacular, y muchos presentaron una interrupción en la secuencia copulatoria: tuvieron dificultad para encontrar la vagina y tardaron más en eyacular, tras un mayor número de intentos fallidos de monta».
Esto indicó un déficit sensorial, lo que sugiere que las neuronas Gal⁺ en ratones sanos integran el tacto o la retroalimentación mecánica, además de influir en la excitación y el ritmo de la conducta sexual. «Las neuronas Gal⁺ espinales parecen desempeñar una función diferente en los ratones», afirma Lenschow. «Esto probablemente refleja estrategias específicas de cada especie para estructurar y programar el acto sexual».
Eyaculación precoz y sexualidad humana #
“Las ratas pueden ser buenos modelos para estudiar la eyaculación precoz”, señala Lenschow, “pero los ratones pueden ser un mejor modelo animal para comprender cómo funciona la sexualidad humana, cómo se genera la excitación y cómo se regula la eyaculación”.
Ese diálogo multidireccional #
“Consideramos la médula espinal como una especie de encrucijada”, dice Lima, “que integra la información de los genitales, la próstata y el cerebro, ayudando a orquestar la secuencia y el momento de la cópula y a determinar si las condiciones son propicias para la eyaculación”. De hecho, Lima especula que el “punto de no retorno” —el momento tras el cual la eyaculación se vuelve inevitable— podría no provenir del cerebro, sino de la próstata, actuando como una actualización interna del estado: “Estoy listo. Es hora de seguir adelante”.
Y si bien la rata ha sido durante mucho tiempo el referente en la investigación de la eyaculación, este estudio también podría marcar un cambio en ese campo. «No pretendemos destronar a la rata», afirma Lenschow, «pero creemos que el ratón tiene mucho más que aportar a nuestra comprensión de la reproducción de lo que se creía».
“Apenas estamos empezando a comprender la profunda contribución de la médula espinal como participante activo en la conducta sexual”, concluye Mendes. “No es solo un conducto; es un colaborador”.
Cita #
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El artículo A galanin-positive population of lumbar spinal cord neurons modulates sexual arousal and copulatory behavior in male mice (Una población de neuronas de la médula espinal lumbar positivas a galanina modula la excitación sexual y el comportamiento copulatorio en ratones machos) fue publicado en Nature Communications
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El artículo More than a reflex: how the spine shapes sex, con la firma de Hedi Young, Science Writer and Content Developer of the Champalimaud Foundation’s Communication, Events & Outreach Team fue publicado en el sitio en inglés de la Champalimaud Foundation